Hay tantas opiniones como personas en el mundo, así que es casi imposible estar de acuerdo con lo que opinen todos… algunos opinan desde sus creencias religiosas, otros desde su historia, su cultura, sus estudios realizados o desde su propia experiencia.
Revisemos el caso de esta semana con la legalización del aborto en Colombia (y no voy a entrar a dar mi opinión personal) … los que dieron el SI en la corte constitucional para despenalizarlo tienen su opinión, los del NO también, y si escuchamos a mujeres abusadas, maltratadas y violadas en embarazo tendrán una opinión diferente, los grupos provida otra opinión, las madres, los hijos y así podría enumerar a cada uno de estos individuos que si nos sentamos a conversar habría mucho material para discutir, enriquecer y por supuesto aprender.
¿Pero qué pasa? hay opiniones que, al estar tan lejanas a las nuestras, a nuestra propia historia y separada de nuestro propio conocimiento, de manera inmediata nos causan malestar, ya que no solo no estamos de acuerdo, sino que nos surge un deseo loco e incontrolable de querer que el otro piense como yo, opine como yo e incluso sienta lo que yo.
Es ahí donde entra en juego eso que llaman gestión emocional, pues ese deseo loco e incontrolable no es mas ni menos, que una emoción…. MI EMOCIÓN, de la cual me debo encargar yo; pero que es disparada, gatillada o arrojada por esa opinión del otro (cualquier otro), que es diferente a la mía, o que no entiendo, o que no escucho desde lo que yo traigo en mi vida.
¿Qué siento? ¿Rabia, impotencia, tristeza, empatía, miedo, alegría? O ¿incluso ira, desespero o angustia? cualquiera que sea la emoción que me aparece, me pertenece a mí, ha aparecido en mí, como respuesta inmediata de mi historia y mi vivir, debido a la opinión de ese otro, así que soy YO la que me debo hacer cargo de ella.
¿Y cómo se hace? Pues hay muchas maneras, revisando el mensaje, revisando que parte de mi historia fue donde tocó para que me doliera tanto, observando en mí, y ahí sí… reflexionar para ver que nueva decisión quiero tomar, quiero cambiar lo qué siento o quiero sanar el dolor, ¿o quiero aprender de allí?
Y nuevamente es MI decisión… y si definitivamente no puedes verlo y atravesarlo sol@… tranqui, PIDE COACHING¡!!!