Tras años de experiencia trabajando con organizaciones en proceso de empoderamiento, fortalecimiento y programas de desarrollo personal y empresarial, hay un gran aprendizaje que vale la pena destacar hoy, y es que NO siempre una buena persona, o con grandes competencias, es un buen líder.
Si bien es cierto que para ser líder hay que ser buena persona, íntegro, con valores y principios, no es suficiente, o por supuesto conocer la temática en donde lidera (títulos universitarios o años de experiencia), hay ciertas habilidades adicionales, que requieres para poder hacerte cargo de un equipo y del logro de metas y objetivos conjuntos para tener una cultura colaborativa en la organización.
Para entender esta premisa, es clave saber que partimos de un concepto de liderazgo, más allá del simple personaje que coordina un equipo, en este caso un líder es esa persona con un conjunto de habilidades que le permite influir en la forma de ser o actuar de un grupo de trabajo determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo hacia el logro de sus metas y objetivos.
En el mundo de hoy los líderes necesitan perfeccionar habilidades que le permitan relacionarse de manera efectiva con sus equipos, escuchar a sus colaboradores, navegar la incertidumbre de los tiempos y tener resultados en medio de contextos cambiantes. Por eso, hoy traemos estas cuatro habilidades, como las “mínimas” que debe tener el buen líder de hoy.
1. Genera un contexto de confianza: Como base para todas las relaciones de la organización, el equipo sin duda solo podrá entregarse al trabajo, desde un contexto en donde se sienta visto, que sienta que vale la pena lo que dice y hace y que el valor de lo que hace, es parte de algo mas grande, de ese gran propósito que los mueve; para lo cual, el líder es quien genera ese contexto, desde la sinceridad, la fiabilidad y el compromiso como escenario ideal para que lo demás ocurra; al final, la confianza es un resultado y no un propósito en si misma.
2. Inspira: el buen líder no dice que hacer o como hacerlo, él lo hace, en la coherencia de su propia convivencia con otros. El líder se va transformando en su proceso, junto con su equipo y desde ahí es reconocido como alguien que invita, que inspira, no que convence u obliga. Entonces, todos van juntos, desde un nosotros.
3. Fomenta el feedback: El feedback es una palabra del inglés que significa retroalimentación; la cual se utiliza como sinónimo de respuesta o reacción, o, desde un punto de vista más humano, para referirnos a un proceso de evaluación e intercambio tanto en lo positivo como en lo negativo, bien sea para mantener una buena práctica y fortalecerse o para cambiarla y enfocar hacia el mejoramiento. El buen líder, propende por la mejora y la gestión del cambio.
4. Escucha: es casi la habilidad que debería ser indispensable para el buen líder, saber escuchar no solo palabras, sino contextos, necesidades, inconformidades internas y externas. Escuchar emociones, gestionarlas de manera colaborativa y coordinar el nosotros del equipo. Escuchar las diferencias culturales, generacionales, y los cambios que se van generando en el devenir de la vida misma. Escucharlos para poder responder de acuerdo con lo que se escucha y no a lo que se imagina o supone; incluso poder responder no solo a lo que se dice, sino a eso tan importante que muchas veces no se dice.
Al final, es importante reconocer el liderazgo como un fenómeno relacional (biológico cultural), una habilidad de hacer con otros, de construir un “nosotros” como contexto de gestión y la capacidad de cultivar relaciones y conversaciones a través de habilidades lingüísticas, la conciencia de los estados de ánimo y las herramientas que el convivir brinda para crecer en medio de la incertidumbre para abrir posibilidades.
Es por esto que si eres líder de un equipo, una empresa o también líder de tu familia, contáctanos para acompañarte a integrar estos conceptos en tí y tu organización para tener una cultura colaborativa y en constante logro de sus objetivos.